Te dejé partir como el sol tras la montaña, como una nube que en el cielo se desvanece.
Te dejé partir y no dije ni una palabra, sólo dejé que por mi rostro cayeran dos lágrimas.
¡No tengas miedo de arriesgarte, la vida es corta, no te va a esperar!
Prendelo, quémalo y cázalo, que gira en círculo, módate tu turno ya llegó. Toma lo bueno agradécelo antes de echarlo a pulmón, y así ya multiplicar el fruto que da sensación. Única, indescriptible esta sensación, siento que mi corazón bombea amor. Mística, indescriptible es la conexión, sensación de estar más cerca del Zion. Siémbrala, cuídala, espérala que ella florecerá, cuando esté lista cosechala para secarla. Guárdala como medicina para sanar el mal, siempre compártela con aquellos, aquellos que tú quieras sanar. Desátala, muélela, enróllala y préndela sin dudar, buqueala para ver si sabe bien buena ya. Siéntela dentro de ti como algo que te hace pensar, siente como se abre tu conciencia al comenzar a quemar.